Por: Ileana Almeida*
Es una figura política de
relevancia nacional y de mucha importancia para el movimiento indígena.
Salvador Quishpe ha sido dirigente dela Conaie, legislador y prefecto, ahora
reelegido. Enarbolando la bandera de Pachakutik, el pendón tradicional que
viene de los tiempos del Tahuantinsuyo, aparece como un líder cuyo pensamiento
y acción arraigan en su pueblo, en su cultura e historia.
En contraste con la fallida
reelección de alcalde en Quito, brilla el triunfo de Salvador Quishpe, prefecto
reelecto de Zamora-Chinchipe, una de las provincias más ricas del Ecuador por
la biodiversidad, los recursos hídricos y minerales, a más de ser una provincia
multicultural y plurilingüe. Más allá de los resultados electorales, lo que se
destaca en estas circunstancias es el enfrentamiento de dos tendencias,
la una representada por el gobierno, empecinado en implantar un tipo de minería
perjudicial para el equilibrio ecológico y la biodiversidad, poco rentable para
el país pero muy rentable para los monopolios extranjeros que se encargarán de
la explotación, con lo cual el Ecuador continuaría en calidad de un eslabón
más, subordinado a la economía capitalista mundial, que incluye a China.
La otra tendencia es la que
propugna Salvador Quishpe; es la que sostiene la necesidad de impedir la
extracción precipitada y a cualquier precio de los recursos naturales, partiendo
de los principios de soberanía, justicia y bienestar social establecidos en la
carta política del Estado. De ahí también el resuelto apoyo que ha dado el
prefecto provincial a la preservación del territorio waorani y al patrimonio petrolero
del Yasuní. Se trata de una nueva versión de la lucha de David contra
Goliat, y pese a que Goliat no cede en Zamora-Chinchipe y en todo el país son
muchos los que apoyan a David.
De nada han servido los ásperos y
desabridos agravios que desde el gobierno se lanzan contra el prefecto
ratificado en sus funciones: indio ignorante (a pesar de que tiene dos títulos
universitarios), “retrasa pueblos” (aunque él ha ideado el proyecto Minga para
fomentar el bienestar de toda la población de su provincia),
“tirapiedras”(cuando en realidad es un activista principal de la
interculturalidad, única garantía de comprensión y tolerancia, básicas
para el progreso social y económico).
Cabe recordar que en uno de los
episodios más irritantes promovido por quien gobierna el país, el gobernante
en persona, bajo las tinieblas de una madrugada inolvidable, fue en busca del
prefecto, como en una expedición de caza, para increparlo, insultarlo y
desafiarlo. El provocado incidente no pasó a mayores gracias a la serenidad y firmeza
con que lo supo afrontar Salvador Quishpe.
* Filóloga
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