Caminando por las calurosas
calles del centro de Guayaquil, miles de transeúntes circulan apresurados,
otros sin mucha prisa descansan cobijados con la sombra de los edificios de
esta metrópoli, otros tantos se entablan en conversaciones de la más variada
temática, el ruido de los vehículos, el bullicio de los vendedores y el
ambiente particular nos hace notar que estamos en la ciudad más poblada del
Ecuador.
Y es que son 3 millones de
ciudadanos que habitan en este puerto pluvial, también conocido como la capital
económica y comercial del país, son miles de guayacos, costeños, con un carisma
único y descomplicado, gente sin tapujos y espontánea, frontal y única; son las
12 del día de un jueves cualquiera para muchos de quienes frecuentan la calle Chile, a escasas cuadras del malecón 2000, esta aparente calma
se interrumpe al observar cómo un hombre con sombrero negro, de pantalón a
media canilla, de caminar erguido, saluda a 2 ancianos que dejan la lectura de
un periódico local por estrechar efusivamente la mano de este personaje.
¡Es Salvador Quishpe!, se escucha
a uno de los presentes, al momento que otros transeúntes saludan al líder
indígena, se acerca uno, otro, y otro; todos con cordialidad, efusividad y con
un pedido especial “no desmayes en tú lucha Salvador”, el apretón fuerte de
manos, el abrazo fraterno y la búsqueda de una esperanza a los días que pasa el
país, mueven a esos guayaquileños, que por cierto no son pocos, son decenas,
que diré, cientos y hasta miles los que regresan sus ojos a un líder
indígena que con frontalidad ha luchado contra la tiranía de los gobiernos de
turno.
Y por qué no soñar en un indio
dirigiendo los destinos de nuestra patria, por qué no volver nuestras miradas a
los hijos de la madre tierra, ahí está claro el ejemplo de Guayas, bravo
guerrero Huancavilca, quien prefirió morir antes de entregar a los extranjeros
su tierra o la valentía de Rumiñahui, quien ofrendó su vida por defender su
suelo; ese es el sentir del pueblo, que su destino sea guiado por gente del
pueblo, esa ha sido la lucha de los hijos de este nuevo mundo y la lucha y el
sueño de mama Tránsito Amaguaña y de Dolores Cacuango.
“Creo firmemente en el liderazgo
de Quishpe, es valiente, decidido y lo más importante es del pueblo y sabe qué
necesita el pueblo, es un hijo del campo y va hacer producir la tierra”, dice
Manuel Jaime, ciudadano porteño; recordando la historia no ha sido fácil la
vida para el pueblo indígena del Ecuador, sus hijos han tenido que soportar la
explotación, abandono y el racismo, sus ganas de superación han derrotado todos
estos obstáculos que ha impuesto los retrógrados estereotipos sociales de siempre.
Salvador Quishpe, nació el
15 de marzo de 1971 en el sector de Piuntza, parroquia Guadalupe, cantón
Zamora, provincia de Zamora Chinchipe, hijo de Manuel Asunción Quishpe y María
Francisca Lozano, originarios del pueblo indígena Saraguro, es el actual
prefecto de la provincia de Zamora Chinchipe. Es el primer prefecto indígena de
la etnia Saraguro. En la actualidad está promoviendo el desarrollo regional de
la agricultura orgánica, su llegada a la prefectura no gustó al gobierno
actual. Salvador Quishpe, contrario al tema minero a gran escala ha estado
identificado con la lucha por el respeto al pueblo y a la naturaleza.
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