Ante ello Julio Ramón, morador
del barrio y actualmente demandado por la Empresa, se siente preocupado por la
situación que atraviesan, dijo que ahora exigen que ECSA, salga de su comunidad,
porque a pesar de incumplirle a la comunidad, se está atentando contra los
derechos humanos y ambientales del sector. “Nuestros ríos están siendo
peligrosamente contaminados, según el Presidente de la República, los
pobladores de la zona de influencia del proyecto minero a gran escala son los
principales beneficiarios, pero aquí no se ve eso, aquí lo que se ve es
maltrato y contaminación”, explicó.
“No vamos a dar un pie atrás,
hace años defendimos nuestro territorio, de la invasión peruana, ahora será lo
mismo, queremos que se vaya la empresa, la gente que vendió sus tierras fue
engañada y perjudicada, no vamos a seguir permitiendo que nos pisoteen nuestros
derechos; exigimos que vengan los representantes del Medio Ambiente y
evidencien todo el daño ambiental que hay en ésta zona”, indicó Julio Ramón
otro de los afectados.
Por su parte, Arturo Sánchez, dijo
que han buscado ayuda de las autoridades de gobierno pero que la misma ha sido
negada, sin embargo resaltó que el prefecto de la provincia Salvador Quishpe
Lozano, ha planteado una reunión urgente con todos los finqueros para analizar
la situación y generar una propuesta en beneficio de San Marcos. “El Prefecto
ha sido claro, él se ha convertido en la voz de quienes somos ofendidos por las
malas políticas que se imponen, es la única autoridad que lucha por la dignidad
de su pueblo”, puntualizó.
Otro es el caso de Rosario
Sánchez, ella vive en San Marcos desde los primeros años de colonización de
parroquia Tundayme y menciona que para el 2006, vendió parte de su finca a la
Empresa, bajo el engaño de que sería reubicada en un sector fuera del proyecto
minero, “lo hicimos a bajo precio pensando que se iba cumplir con estos
ofrecimientos, pero han pasado 8 años y todo ha sido una mentira”. Además
asegura que si la empresa quiere comprarles, nadie les venderá sus tierras, por
que desconfían de la transnacional.
A su vez los habitantes dicen
estar indignados por la forma en que realizan la actividad minera, por ejemplo
aducen que el material de la capilla y escuela derrumbada la semana pasada,
fueron esparcidos sin ninguna precaución en las riveras de la vía y cerca del
río, razón por la cual se sienten contrariados por el trato que la mencionada transnacional
le da a la naturaleza, que le miente a la opinión nacional con su slogan un “trato
justo”.
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